A partir de 6 años

El rey Solito 

 

Había una vez un reino muy pobre. Era tan pobre, que todos los que vivían en el castillo decidieron marcharse al reino de al lado.

 

Los ministros, los condes, los marqueses y toda la gente importante

se habían ido en cuanto vieron al recaudador mirando las musarañas

y cazando moscas un día tras otro. La gente del pueblo que rodeaba el castillo, al ver que la tierra no daba nada a cambio de su trabajo, se mudó también al reino y se llevó todos los animales.

 

Al final, en el reino solo se quedó una persona, alguien que no podía irse,

pues entonces hubiera dejado de ser un reino. Esa persona, naturalmente, era el rey: el rey Solito.

 

 

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El rey Solito  (21ª edición)

 

Mención Especial Premio White Ravens

 

Todas las mañanas, cuando amanecía, el rey Solito se levantaba sin hacer ruido y se dirigía a la torre más lata del castillo, caminando de puntillas. Una vez allí, hacía sonar la trompeta para despertarse a sí mismo:

—¡¡TU-TU...TURURUUUUUU...!!

Entonces, volvía corriendo a su real dormitorio, y se metía de nuevo en la cama.

—Mmm... —decía el rey Solito, desperezándose.

Después, mandaba que le trajeran el desayuno, que para eso era el rey.

Se deslizaba con mucho cuidado fuera de la cama...

 

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Muelle y los saltapiedras

 

Hace mucho, mucho tiempo, unos exploradores vinieron de las tierras bajas huyendo de las lluvias y las inundaciones. Cuando llegaron a Pedregal construyeron sus casas encima, cada familia en su piedra. y así se sintieron a salvo.

Sin embargo, una tarde, caminando sombría por encima de Pedregal, se instaló una tormenta.

 

 

 

LAS NUBES SE VISTIERON DE NEGRO Y EL CIELO, ENFADADO, SE PUSO A GRITAR

 

 

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El robot y la Luna  (17ª edición)

 

03-OWE era un robot industrial laborioso y aplicado. Se pasaba todo el día por la fábrica limpiando tornillos, arreglando relojes y bombillas estropeadas.

—¡CLAP...! ¡CLAP...! ¡CLAP...! —se le oía por los pasillos, antes de que le colocaran la suela de caucho y empezara a hacer "¡TUMP...! ¡TUMP...! ¡TUMP...!", que ya no molestaba tanto.

Pero sufría una terrible maldición: en las noches de luna llena 03-OWE sentía... 

 

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Elia y el tropezante

 

Elia acababa de cumplir seis años cuando le ocurrió esta aventura con un tropezante.

 

Caminaba tranquila por el campo, un poco alejada de la casa de sus abuelos, cuando oyó una vocecita que gritaba asustada:

 

—¡Cuidado, pequeña, no vayas a pisarme...!

 

Eso la sorprendió, porque había salido sola a explorar para investigar y documentar las vidas de los pequeños animales que habitaban la zona.

 

Sabía que no podía tratarse de una broma de su prima Alba, pues se había quedado dentro de la parcela jugando con la manguera y los pin y pon.

 

Miró a un lado y a otro, por si el abuelo le estaba gastando una broma. Cuando estuvo segura de que no había nadie detrás del castaño gordo que había allí cerca, se puso de rodillas y empezó a buscar entre la hierba. 

 

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Muelle y los saltapiedras  (14ª edición)

 

Por las mañanas, los niños de Pedregal se reunían en la escuela. Había un verdadero revuelo de saltapiedras brincando de aquí para allá y de allá para acá.

—Me gustaría saltar como los saltapiedras —se dijo Muelle un día, casi sin saber por qué, lo suficientemente alto como para que lo oyeran los demás.

Y todos los niños se rieron de él...

 

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El rey Cantarín  (14ª edición)

 

Aquí era un reino como cualquier otro reino. Tenía un bonito castillo con muchas casitas a su alrededor. En él vivía gente noble y gente sencilla.

Los nobles eran personas muy importantes que dirigían los asuntos del reino. Y para ello tomaban decisiones muy importantes.

Si alguna vez no llovía cuando el rey lo había dicho, el marqués y el barón le echaban la culpa a las nubes. Y el capitán de la guardia se enfadaba muchísimo.

¡Detengan a las nubes! gritaba desde su torre.

Y la gente sencilla tenía que perseguir a las nubes...

 

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El tesoro de Caramujo  (14ª edición)

 

Si queréis conocer a Raúl Pastor, lo encontraréis en el prado con su perro Tapón, su cabra blanca y su cabra negra. Su familia es tan pobre que tuvieron que vender a la oca Lucía, el cerdito Venancio y las ovejas Julita y Pancracia. Un día, Raúl salió en busca del puente con el que soñaba todos los días, donde se veía a sí mismo sonriendo porque sus problemas iban a solucionarse...

 

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