El arte de las viñetas a nuestro alcance

     Lo primero que debemos tener es una idea clara sobre la que elaborar el guión. No es conveniente ponerse a dibujar, por muy bueno que uno sea en esto, y a mitad de la historia descubrir la idea. Tenemos que intentar lograr un equilibrio perfecto entre el guión y el dibujo, y si no contamos con algo más o menos definido difícilmente podremos conseguirlo. Bien es verdad, que se puede dar comienzo a una historieta apoyándonos tan sólo en una línea argumental e ir complicando la trama hasta afinar y completar el guión. Aunque no es aconsejable, sobre todo al principio, algunos dibujantes prescinden aparentemente de éste cuando trabajan sobre su propio universo particular. Autores como Moebius, Druillet o Caza han producido a veces maravillosas historias en las que el dibujo parecía ser lo único importante. Unas no pasan de ser más que un excelente catálogo de brillantes ilustraciones que reflejan minuciosamente su original mundo interior; pero otras nos descubren nuevos métodos narrativos, que nos introducen en la historia de otra manera e impresionan con dimensiones y enfoques totalmente inesperados y más emocionantes; viñetas con formas que rompen los cánones, que dirigen la vista del lector hacia otras direcciones diferentes del aceptado y limitado sentido de derecha a izquierda y de arriba hacia abajo.

 

     Pero, ¿qué es un cómic? Sabemos lo que no es: no es literatura dibujada, no es cine estático, no es ilustración poco elaborada, ni entretenimiento para niños o adultos poco maduros. El cómic tiene una definición propia que lo diferencia del resto de las artes. Según Wikipedia: Se llama historieta o cómic a una «serie de dibujos que constituyen un relato», «con texto o sin él».

 

     Teniendo en cuenta esta definición y sabiendo que un cómic comienza por la idea, vamos a intentar desarrollar algunas no demasiado complicadas, pero lo suficientemente atractivas para que resulten interesantes. Empezaremos con el siguiente argumento, que nos servirá como ejemplo para ilustrar las explicaciones y ponernos en marcha:

 

     En una ciudad situada en un futuro no muy lejano, aparece un editor de cómics asesinado. Todo parece indicar que un dibujante resentido no ha podido controlar la parte maligna de su imaginación creadora. El despacho de éste aparece convertido en una sangrienta muestra de arte conceptual.
El aparato policial se pone en marcha. El sargento detective del distrito investiga a los sospechosos en potencia: dibujantes y guionistas, cuyos trabajos más recientes hayan sido reiteradamente rechazados.


     En otro lugar de la misma ciudad, un psicoanalista recién licenciado atiende a su primer y único paciente, un dibujante neurótico de ciencia ficción. Según éste, unos extraños seres parecidos a hombres atrapan a la gente para arrojarla dentro de unos chirriantes agujeros que aparecen misteriosamente en el aire. El diagnóstico parece claro: esquizofrenia paranoide, sin duda, y un nuevo elemento que se añade a la trama.


     El psicoanalista decide seguirle el juego. Aquello puede servirle para su tesis doctoral como trabajo de campo, por lo que decide seguir al paciente para documentar su expediente. El problema se presenta cuando descubre que los alienígenas existen realmente, y que la misión que están llevando a cabo sobre la Tierra no es el producto elaborado de una mente paranoica. Ambos, psicoanalista y paciente, se embarcan juntos en la tarea de intentar desenmascararlos y frustrar sus planes, que todavía desconocen.


     La policía ha hecho un interesante descubrimiento: parece que la videocosa flotante del editor asesinado pudo grabar la imagen del criminal. El sargento ya tiene su primera pista e interroga al hermano gemelo del muerto para recabar más datos. Por supuesto, nuevos asesinatos de editores se van sucediendo...

 

    Cuando se trata de ilustrar el guión de otra persona, la ambientación y la elección de los distintos planos nos las indica el propio guionista. Pero, ¿cómo lo haremos cuando el argumento sea nuestro? ¿Cómo elegiremos un encuadre en lugar de otro? A mí me gusta visualizar la historia como si se tratara de una película a la que asisto de espectador. Imagino a los personajes en movimiento, y son ellos los que me muestran el fotograma adecuado que debo convertir en viñeta, así como los distintos elementos que conforman la escena.

 

     Para empezar, cortamos el papel a la proporción de la revista en la que deseamos publicar y al tamaño que nos resulte más cómodo. Elegimos el título o dejamos el hueco hasta que se nos ocurra y diseñamos la página a lápiz con las viñetas vacías. En este caso, vamos a titularlo "Se movían como hombres", porque es sugerente y misterioso; lo firmamos y, después, pasamos el rótulo y los cercos de las viñetas a tinta.  

 

 

     Ya tenemos la primera impresión de acabado, lo que nos animará y nos dará un poco de cuerda para comenzar con la primera viñeta, que no será otra cosa que un boceto ligero. Un boceto con poca definición nos ayudará a encuadrar a los personajes y a buscar el enfoque adecuado para que el lector entienda lo que queremos comunicar. Una vez conseguido esto, podremos complicar a lápiz el boceto a nuestro gusto, teniendo en cuenta que mientras más lo acabemos, menos trabajo nos costará cuando tengamos que pasarlo a tinta.

 

 

     El bocadillo representa, junto con las onomatopeyas y las líneas cinéticas, uno de los elementos más característicos del cómic. A la hora de colocarlos dentro de las viñetas, deberemos intentar que los diálogos se perciban de una forma natural. Hay que evitar innecesarios mareos en el lector y procurar que parezca, realmente, que el personaje está hablando, o que el sonido del golpe que ha recibido suene en el sitio correcto.

 

 

     Para el pasado a tinta, utilizaremos trazo grueso en las imágenes que están más cerca y fino para las más alejadas, así dotaremos al dibujo de una falsa impresión de profundidad.

 

     Como la mirada se dirige de forma natural a las zonas más claras, si queremos destacar un elemento deberemos intensificar los brillos u oscurecer el resto de la viñeta. Así dirigiremos la atención del lector hacia la parte del dibujo que más nos interese.

 

 

     Para el color sirven igualmente las indicaciones anteriores: una mayor intensidad acercará las figuras y, por el contrario, si utilizamos colores suaves y desaturados, alejaremos éstas del observador. Por lo demás, utilizar los colores con gusto es fruto del estudio sistemático de la Naturaleza y del trabajo de otros dibujantes, en un esfuerzo constante por mejorar siempre un poco más el nuestro.

 

 

     La elección de los personajes es una parte vital para la realización de un cómic. La personalidad deberá ser intensa, pues disponemos de un número limitado de imágenes fijas para mostrar todo lo que sean capaces de sentir y hacer. Nosotros no dispondremos de largas secuencias, como en el cine, que nos den por acumulación las características psicológicas de éstos. Tampoco deberemos explicar mediante el texto los distintos caracteres de los personajes, eso corresponde más bien a las novelas. Si no conseguimos verlos al primer golpe de vista es que no lo hemos logrado y hay que borrar y borrar hasta conseguirlo. Parece obvio que todos los personajes han de quedar perfectamente diferenciados; nunca deberíamos confundir a unos con lo otros, y el reconocimiento deberá ser automático, para que el ritmo natural de la narración no se resienta.

 

 

     Con respecto al ambiente en el que se moverán los personajes, tiene que resultar para ellos tan familiar que no deben sorprenderles las características que lo conformen. Hemos dicho que la acción está situada en un futuro próximo. Las aerocosas serán para ellos algo tan corriente como para nosotros pueda serlo el ordenador o el teléfono móvil. Podrán quedar atrapados en un trampahogar o ser amonestados por un politest si no han respondido correctamente al formulario flotante del día, pero nunca deberán decir: “¡Oh, un politest! Tendré que contestarle o me multará”. Este tipo de explicaciones delatan al lector, ya que están indiscutiblemente dirigidas a que él entienda algo que según el autor no ha debido de quedar muy claro, rompiendo la ilusión de realismo que se le intenta dar a la historia.

 

 

     Es interesante, asimismo, ver mucho cine y analizar tantas películas como nos sea posible. Ver las películas que más nos han impactado varias veces e intentar romper el encantamiento que nos provoca la trama. Una buena forma de lograrlo puede ser observar todo lo que rodea a los protagonistas, y fijarse más en los personajes secundarios; así comprenderemos cómo se crea y se sostiene un ambiente determinado.

 

     Hemos seguido unos pasos más o menos ordenados que nos han llevado a crear unas viñetas de cómic dotadas de continuidad, y a la comprensión, espero, del proceso que nos llevará a verlo concluido. Aprender a condensar imágenes fijas a las que el lector deberá dar movimiento, conseguir que éste se haga cómplice nuestro y forme parte del mecanismo de la ilusión, sin apenas darse cuenta, es todo lo que tenemos que conseguir. Y es mucho.

 

     Y ya tenemos el cómic casi terminado. He dibujado diez páginas, aunque la última está a medio hacer, para que tú la continúes y añadas el final a este cómic, como un ejercicio casi profesional que pondrá a prueba tu paciencia y tu dedicación. Si consigues terminarlo, es porque llevas dentro un dibujante de cómics que está deseando manifestarse. Si quieres, puedes hacerlo, si otros lo han hecho tú también podrás. Échale una ojeada y ve afilando los lápices, porque ahora te toca a ti...

 

 

 

 

     Deberás continuar el guión, porque un dibujante de cómics no está completo si sólo se dedica a ilustrar las fantasías de otros. Esto es lo que se llama cómic de autor, que es lo que a mi me gusta, y para que no te resulte tan duro te daré unas pistas sobre el final de la historia:

 

     El asesino es el hermano del primer editor asesinado, escapó por la ventana y se introdujo en su propio despacho, que colinda con el del muerto. En cuanto a los alienígenas, están aquí por una cuestión práctica, ya que, casualmente, los cuerpos de los humanos les sirven como combustible para sus naves. No quieren invadirnos, ni mucho menos, únicamente repostar, para largarse cagando leches de este planeta de locos.

 

     Creo que con seis u ocho páginas más podrás terminar la historia, pero si consigues un final decente con sólo dos páginas, lo habrás conseguido igualmente. Ánimo y suerte, que tú puedes...

 

 

     MATERIAL UTILIZADO: Papel Zander Stern; portaminas 0,5; goma de borrar blanda; estilógrafos 0,2 0,5 y 0,8; tinta china negra Rotring; pinceles 00 y 8 para acuarela; acuarelas Ecoline; cartabón 25 cm.